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// Marina Pérez Muraro // Blog actualizado: cuentogotas // Librogs: Fábulas sensuales - Los cuentos de Matías - Tuc - La vie standing there - Zona crepuscular - Sirenas - El tercero //

Presente (Apuntes interrumpidos)

Son, vio, lentos.

El oso cree que es un hombre
pero la elfa no se engaña, ella sabe: él es un oso.
La elfa está convencida de que es una mujer
pero al oso no lo engañan, él sabe: es una elfa.

Yo digo: si ella es elfa, su nombre es Elfia.

Interruptus.
¡Oh no! Somos mellizos homocigotas.
Nos amamos, ¿okey?
No llamamos.
Interruptus.

Él, ¿vio?

Dicen que cuando Dios creó a Adán, hizo desfilar ante sus ojos a todos los animales del Edén para que él les diera un nombre. (Dicen, otros, que Dios hizo trampa y sopló al oído de Adán los nombres de los animales).
Quizá. No me consta. Sé otra cosa. Cuando el Edén quedó ausente de humanos, Dios, aburrido, presa de un ataque de orden maniático tal vez, pasó lista. ¡León! dijo. Y nada. ¡Rana! y nada. ¡Piojo! y nada. Hasta que gritó ¡Oso! y allá, en el fondo, un oso negro americano (que según el cartel del zoológico de Buenos Aires puede ser negro, pardo, azul o blanco) levantó una oreja, entreabrió un ojo, se desperezó del invierno y acercándose a Dios dijo: Presente. ¡Elfa! dijo Dios. Y por la otra punta, limpiándose las miguitas que habían caído en su ropa, apareció una elfa y respondió: Presente.
El oso y la elfa se miraron. Y Dios se sintió de más.

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